La OMS ha instaurado que el 17 de septiembre sea a partir de ahora el Día Mundial de
la Seguridad del Paciente. La idea es concienciar más a la sociedad de la magnitud
del problema. A nivel global, 134 millones de pacientes sufren daños anualmente como
consecuencia de la falta de seguridad en la atención sanitaria, provocando 2,6 millones
de muertes al año.
Conviene resaltar que no es únicamente una emergencia de los países con menos
ingresos. Concretamente, en los países con ingresos altos, 1 de cada 10 pacientes
sufren daños que pueden ser evitados. Las estimaciones generales son que hasta un
15% de los costes hospitalarios en países de la OCDE corresponden a errores
relacionados a la seguridad del paciente. La gran paradoja es que hasta el 80% de estos
daños podrían evitarse con más información y mejor prevención.
Aire Limpio no puede estar ajeno a este esfuerzo de sensibilización, incidiendo en todo
lo que tenga que ver con la prevención de infecciones a través del vector aire.
Es un hecho objetivo que todas las medidas orientadas a un mejor diseño,
mantenimiento e higiene de las instalaciones se traducen en menores tasas de
infección.
Esta realidad se vuelve más complicada ante la situación que estamos viviendo por los
organismos resistentes a antibióticos. Si bien nuestro Sistema Nacional de Salud es de
los mejores a nivel internacional, en este asunto nuestro país es de los más afectados
de Europa. Una parte importante se debe a que España es de los lugares del mundo
donde más antibióticos se consumen, muchas veces “sin una razón epidemiológica que
lo justifique”, lo que está conduciendo a una situación en la que:
- En España mueren ocho veces más personas por la resistencia a antibióticos
que por accidentes de tráfico. - Las infecciones bacterianas multirresistentes se han convertido en uno de los
mayores problemas sanitarios en nuestro país, a pesar de que en 2014 se puso
en marcha el Plan Nacional de Resistencia a los Antibióticos.
Como en todas las infecciones, en éstas el aire juega, también, un papel muy importante
en su propagación. Investigaciones y estudios establecen una correlación positiva entre
tasas de infección y ambientes contaminados.
El común denominador de los numerosísimos estudios realizados coincide en resaltar
que disponer del aislamiento ambiental adecuado, la limpieza de las instalaciones, la
medición/validación de los entornos críticos, además de otras medidas de prevención,
son factores que están directamente asociados con menores ratios de infección.
Es evidente que la asepsia total es inviable. No obstante, lo que los datos demuestran
de manera clara es que cuanto más en serio se tome la prevención, menor será el
impacto de este tipo de infecciones.
Al mismo tiempo, la jurisprudencia en nuestro país está aplicando la doctrina de la
responsabilidad objetiva del hospital en este tipo de situaciones. Es decir, la carga de la
prueba de que todo se hizo bien, siguiendo los protocolos de asepsia, corresponde al
hospital en cuestión. En esta línea, el Tribunal Supremo recuerda que no basta con tener
protocolos de asepsia y profilaxis, sino que, además, debe demostrarse que fueron
escrupulosamente observados.
Días como el 17 de septiembre nos recuerdan la importancia de que la prevención de
infecciones ocupe los primeros puestos en las prioridades hospitalarias. Además del
ejercicio de la misma, la prevención debe estar en constante observación y
actualización, ya que si no pierde efectividad.