Los museos deben disponer de espacios adecuados para la conservación de su patrimonio y confortables para los visitantes que visitan las obras expuestas.

La calidad de aire es importante tanto para el confort del cliente como para el perfecto estado de las obras.

Los factores ambientales en las estancias de estos edificios o en cualquier otro que contengan objetos valiosos para su conservación es un elemento crítico para evitar daños irreversibles en las obras.

Los factores más importantes a tener en cuenta son la temperatura, la humedad y los microorganismos que pueden provocar cambios químicos, físicos y ataques biológicos en las obras. Todos los cuerpos absorben agua, de ahí que estén expuestos a este tipo de factores.

Referencias museos

La calidad de aire es muy importante en los museos a causa de los efectos de los contaminantes:

Gases ácidos: dañan a los metales, piedras, textiles, cuero o fotografías.

Gases oxidantes: provocan un envejecimiento prematuro y en particular, los restos momificados sufren un aumento brusco de la corrosión.

Contaminantes  microbiológicos: la acción de insectos y microorganismos generan ácidos y enzimas que afectan a los restos.

Partículas en suspensión: las partículas con propiedades ácidas generan corrosión y las partículas con propiedades alcalinas dañan las pinturas y las fibras textiles.

El aire exterior debe acceder perfectamente filtrado al interior del museo para que la calidad del aire interior sea excelente y permita una buena conservación de las obras expuestas.

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