Recientemente se ha publicado en agosto un artículo en “The Lancet Oncology”sobre un importante estudio que estudia la relación entre contaminación atmosférica y el cáncer de pulmón “Air pollution and lung cancer incidence in 17 European cohorts: prospective analyses frmo the European Study of Cohorts for Air Pollution Effects (ESCAPE)”. Este estudio muestra la exposición a la contaminación atmosférica por partículas menores incrementa el riesgo de cáncer de pulmón – particularmente adenocarcinoma- incluso con niveles inferiores a los límites de la Unión Europea.
Por rigor, alcance y escala este estudio es muy concluyente. Se ha llevado a cabo en 17 países europeos involucrando a más de 300.000 personas a lo largo de 13 años. Este estudio supera las limitaciones de otros estudios anteriores como el tamaño de los grupos, series de datos de contaminación cortas en el tiempo, el uso de datos de mortalidad en lugar de cáncer de pulmón como resultado, e incluso excluye los casos debidos a otros factores de riesgo como el tabaquismo, la dieta y el tipo de trabajo.
Las conclusiones son interesantísimas y creemos tendrán una implicación en distintas facetas de la vida: salud laboral, económica, edificación, uso del automóvil, etc.
- La contaminación del aire causa cáncer de pulmón.
- Existe una asociación estadísticamente significativa entre la exposición a la contaminación por partículas menores PM10, PM2,5 y la incidencia del cáncer de pulmón, en particular adenocarcinoma en Europa.
- Al igual que el humo del tabaco, no se puede establecer un umbral sano de contaminación del aire. La exposición a concentraciones de partículas menores incluso por debajo de los límites europeos PM10 (40µg/m3) y PM2,5 (25µg/m3) puede incrementar el riesgo de cáncer de pulmón.
La exposición a estos contaminantes donde tiene realmente lugar es en el interior de los edificios, ya que es en estos dónde más tiempo estamos, produciéndose por tanto la exposición prolongada que destacan los investigadores.
Es muy importante cómo se diseñan, construyen, habitan y se mantienen los edificios. Especialmente en relación con la ventilación y la filtración del aire. Filtrar adecuadamente es la manera más efectiva, también desde el punto de vista energético, de hacer frente a esta contingencia.
Hasta hace muy poco, los inmuebles no tenían filtración adecuada para detener este tipo de contaminantes (PM10, PM2,5 y COVs). No obstante, en España, la publicación del RITE (Reglamento de Instalaciones Térmicas de la Edificación) y su nueva modificación de 2013 establece que los niveles de filtración de aire dependen de la calidad del aire exterior, así como de la actividad que se desarrolle en el inmueble, siendo obligatorio en muchos casos filtrar partículas menores, gases y contaminantes químicos.
Por tanto cumplir el RITE y sus exigencias en materia de filtración en un edificio es una medida de protección de la salud de sus ocupantes y la mejor manera de cubrir futuras responsabilidades de los propietarios, titulares y responsables de la gestión de inmuebles.
Tomás Higuero