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Radón: La radiactividad doméstica

El radón es un gas radiactivo de la capa basáltica del subsuelo que se infiltra a través de los forjados en contacto con el suelo y que se puede acumular en el interior de los recintos cerrados. Se sabe con certeza que es un cancerígeno potente, siendo en EEUU la segunda causa de muerte por cáncer de pulmón. Los átomos emiten radiación gamma que al acceder a nuestros pulmones por la respiración pueden alterar el ADN de las células y generar cáncer. La Directiva de la UE 2013/59/Euratom reconoce estos riesgos y obliga a los Estados miembros a implantar medidas para controlar dicho riesgo a más tardar el 6 de febrero de 2018.

Transcripción de la Directiva: “Los descubrimientos epidemiológicos recientes de los estudios residenciales demuestran que existe un mayor riesgo estadísticamente significativo de padecer cáncer de pulmón derivado de la exposición prolongada al radón en recintos cerrados a niveles del orden de 100 Bq/m3”.

La directiva dedica bastantes artículos a la protección frente a radón y declara la importancia de las fuentes medioambientales naturales como origen de riesgos potenciales para la salud.

Transcripción de la Directiva: “Cuando el radón penetre desde el terreno en los recintos cerrados de trabajo, debe considerarse como una situación de exposición existente… Tales exposiciones pueden ser significativas en determinadas zonas o en tipos específicos de
lugares de trabajo que corresponde determinar a los Estados miembros”.

La Directiva establece un Plan de acción para el radón (Artículo 103) que debe incluir, entre otros, los siguientes aspectos:

Vigilancia radiológica del lugar de trabajo. Medir de la concentración y calcular la dosis a la que pueden estar expuestos los usuarios o trabajadores.

Radón en los lugares de trabajo y en recintos cerrados en general. Los Estados miembros establecerán niveles nacionales de referencia que no superen los 300 Bq/m3.

Inspecciones. Los Estados miembros crearán sistemas de inspección con vistas a hacer cumplir las disposiciones adoptadas e imponer medidas de vigilancia y correctoras cuando sean necesarias.

Eficiencia energética y calidad de aire. Cuando proceda, tener en consideración los programas de ahorro energético y de la calidad del aire en recintos cerrados.

Es decir, la UE está diciendo que el radón puede ser un problema de salud grave para la sociedad y que no se puede seguir ignorando. Esperemos que la transposición se haga a tiempo y que nos tomemos este riesgo en serio. ¡¡Nuestra salud lo agradecerá!!

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